Llueve y mi pensamiento
hacia ti se va volando,
tu cálida piel tocando
y crece más mi tormento.
Recordarte me da aliento
pues eres lluvia en mi cara,
sintiendo que refrescara
el ardor de la distancia,
pues ella me da fragancia
de tu rostro en noche clara.
Llueve, y la lluvia al caer
dulce melodía crea,
que a mis sentidos recrea
como un bello amanecer.
Con mis ojos puedo ver
en límpida transparencia,
esa inmensa fluorescencia
que aquilatan tu belleza,
y la impecable limpieza
de tu bella florescencia.
Llueve, y me mojo contigo
pues junto a mi permanece,
este sentir que en mí crece
y que en la lluvia mitigo.
Ella es mi fiel testigo
de cuanto por ti suspiro,
bajo la lluvia deliro
y con tu cuerpo me arropo,
sobre ella yo galopo
para viajar a tu lado,
a tu recuerdo apretado
como el azul al zafiro.
Roberto Batista Pargas.
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