viernes, 17 de febrero de 2017

INMIGRANTE.


En condiciones muy duras
que el inmigrante labora,
desde muy temprana hora
su cruel calvario perdura,
sin dudas la agricultura
subsiste por su presencia,
pues es su diaria asistencia
al campo, crea riquezas,
para llevar a las mesas
comidas de su apetencia.
Patrones sin corazón,
o con él metalizado,
no le brindan el cuidado
que lo obliga la razón,
cruel es la explotación
a la que son sometidos,
sus salarios disminuidos
por truculencia constante,
convierten al inmigrante
en seres desconocidos.
El miedo a la deportación
es un mal que lo atenaza,
pues el patrón lo amenaza
de llamar a Inmigración,
si forma cualquier reunión
o si su derecho reclama,
ese es el cruel panorama
de seres indocumentados,
que se han visto obligados
a este terrible drama.
Abandonaron su hogar,
la familia y su tierra,
la necesidad lo aterra
y lo condena a emigrar,
para poderle brindar
a sus hijos el sustento,
anhelando ese momento
de regresar a su seno,
pero su bolsillo lleno
del dólar para fomento.
Y si además de inmigrante
es también una mujer,
entonces va a padecer
un calvario humillante,
por el peligro constante
del delito universal,
contra ese ser especial
es maquinaria de vida,
casi siempre sometida
a ese acoso sexual.

Regino Mayedo -Paraguay-

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