viernes, 17 de febrero de 2017

ENTRE DOS FUEGOS


Sonaron dos disparos. Después otros y otros. La gente empezó a correr aunque nadie sabía lo que pasaba. Se oyeron las sirenas de la policía. Hubo nuevos disparos. Vi a varias personas caídas en el suelo. No distinguí a los que disparaban. Estaban detrás de unas columnas.
De nuevo me encontraba entre dos fuegos. Hacía unos años me hallé entre la policía y unos obreros en huelga. Las balas de goma y las piedras pasaron por encima de mi cabeza. Escapé por una calle lateral antes de que la policía despejara, tras cargar contra los trabajadores, la calle. No vi la carga porque me alejé a paso rápido del lugar.
Hoy lo tenía más difícil porque no había ninguna calle lateral por donde escapar. En esta ocasión no disparaban balas de goma ni piedras. Yo temblaba de miedo y no sabía cómo salir de allí. También temía que la policía me confundiera y me disparasen. Busqué una salida. Las puertas de las casas estaban cerradas. Llamé a los porteros automático pero nadie me abrió. No tenía escapatoria. Recé para que las balas no me alcanzaran y el tiroteo se alejara de allí. No sé cuánto tiempo pasó pero los delincuentes retrocedieron y desaparecieron de mi vista perseguidos por la policía.
Llegaron unas ambulancias para atender a los heridos. Conté unos diez. Solo uno estaba grave. Aún con el miedo en el cuerpo me marché a casa.

JOSÉ LUIS RUBIO

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