viernes, 24 de febrero de 2017

EL VIEJO ZAPATERO (4)


Un día se miró al espejo y me preguntó…
¿Cómo sabes que soy el viejo zapatero
si no tengo arrugas ni canas?
No es de verte, es de oírte de donde lo deduzco.
Además, jamás le preguntaste a la noche de dónde te trajo,
jamás le preguntas al viento, dónde te lleva,
y luego, cada día, simplemente te posas.
Y el viejo zapatero, siempre sonriente, se dio media vuelta
para volver a posarse sobre la cima despuntada del ciprés.
*
El hombre ha escrito el Kamasutra
en una alegoría de cuanto sabe sobre el amor,
pero no sabe despegarse del suelo sin caer enseguida,
y yo te veo volar, viejo zapatero,
abrazado a tu hembra
en pleno vuelo
sujetándole con delicadeza la cabeza
y ella combada para ofrecer su intimidad
al vuelo…, quedando toda la vida bajo ellos,
sobrevolando los sueños conseguidos,
sobrevolando los sueños soñados
al vuelo… acalorado… feliz.

Desplacio
Publicado en la revista Aldaba 32

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