En el pecho.
Una golondrina sin alas,
Se muere por beber agua destilada
En el caño del tiempo.
Ay, triste poema en la yema de mi dedo.
Triste gota de sangre,
Con la que escribí te quiero.
La muñeca con el hueso roto,
se saca el tuétano de la amargura.
Para plantar semillas,
que den ramos de corazones aún latiendo.
Ay, triste poema en la yema de mi dedo.
Triste gota de sangre,
Con la que escribí te quiero.
Dentro de unos ojos grises
se ve el mar y está seco.
En medio del páramo donde calló la luna
florecen los espejos.
Ay, triste poema en la yema de mi dedo.
Triste gota de sangre,
Con la que escribí te quiero.
Unos labios cortados por la garra de pichón
sangran pétalos de astros y azucenas.
Gota a gota, lucero a lucero
Una poesía se muere siendo, una paloma de barro seco.
Ay, triste poema en la yema de mi dedo.
Triste gota de sangre,
Con la que escribí te quiero.
Ay triste muerte sin medida.
Ay, triste campo de gargantas.
Ay, triste vena desgarrada.
Triste corazón sin pulso ni dueño.
Triste golondrina que se muere el pecho,
sin poder beber el agua.
Ay, triste poema en la yema de mi dedo.
Triste gota de sangre,
Con la que escribí te quiero.
Debora Pol.
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