lunes, 31 de agosto de 2015

CARA DE PIEDRA


Te muestras
ante los demás,
con tu camuflado
rostro de piedra.
Por fuera
pareces perfecta,
por dentro
te abriga la miseria...
Sonríes,
con risa forzada,
que más que alivio,
provoca tristeza.
Y que te rasga
las entrañas,
como un cuchillo
que con su filo,
corta tus venas.
Pones buena cara,
y ante todos,
te plastificas...
Conjuras una escena,
y con maestría,
la representas...
Tu sentir estático,
de indiferencia, mata...
pues, todo será válido,
mientras los peldaños,
trepas...
Entre tanto,
enfrente de tu puerta,
mora la ahogada canción,
que en soledad,
entona una pobre vieja...
Que sobrevive,
con su mano extendida,
para que
la piedad del mundo,
tal vez, la vea.
Te ve pasar sonriendo,
y a tu paso, de prisa,
con ansiedad,
y con humildad,
se acerca...
buscando una mirada
casi cómplice,
o quizás un abrazo
que la contenga...
Mas a tu ser,
nada lo conmueve...
te burlas cruelmente
de sus harapos.
Piensas que siempre
serás joven,
y te ríes de su destino,
con todo el desparpajo...
Pero un día,
el tiempo pasa...
y se arruga
tu piel de seda...
Tu sonrisa
se hace rictus...
y tus manos,
a veces tiemblan...
Ya no te buscan
por ser joven,
no extrañan tu éxito;
no interesas...
No puedes
aligerar tus pasos,
y la parca por detrás,
te atormenta...
Y herida de muerte,
entonces...
quizás como cenicienta...
estirarás tus brazos,
pensando en que
alguno, te vea...
Mas el devenir
de los días,
que implacables llegan,
cumplirá lo convenido,
y será sabio
en su promesa.
Y al que con hierro mata,
ten muy por seguro,
que con ese vil metal,
por igual, lo atraviesa...
Entonces, tal vez,
te sacudirás en llanto,
clamando justicia,
en la puerta
de una iglesia...
Pedirás,
por algún santo,
para que un milagro
por favor, te conceda...
Y rogarás a Dios,
que se acuerde,
con toda piedad,
de su sierva.
Pero tu clamor
enmudecerá...
por la frialdad
que estará cerca...
El cielo se abrirá
en negras nubes...
y tu noche,
no tendrá estrellas...
Sabrás lo que es al fin,
la oscuridad
de las tinieblas...
Y al final de tus días,
sobrevolando tus penas,
comprenderás así,
el valor de esa canción,
que en apagada voz,
musitaba la pobre vieja...

Diosma Patricia Davis -Argentina-

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