Como el vuelo retenido que el ave espera con sus alas extendidas, esas palabras aún no fueron pronunciadas.
Ahora bien… Tú… ¿las esperas?. Porque brotarán con una clara vibración y una hondura que hasta ayer me faltaron.
Surgirán a tu costado, con los labios ávidos; cuando me asalte la audacia de querer marchar por rumbos nuevos.
Soltaremos los anhelos para encontrarnos en la libertad ilusoria y encendida y comprobar que algo de nosotros se lleva con un rumor mudo, como náufragos que en la noche presienten aquello que todavía no ha sucedido.
¿Ha de ser nuestro barco bienvenido?. Somos navegantes, aún en el desatino, librados del todo a la corriente del destino.
¿Qué haré si no te encuentro?. Déjame hallarte en la fuerza que me lleva. Tuyo es todo lo mío, lo mágico y lo impensado… y lo que culmina con el instinto sublimado.
Tuyos son mis sueños, mis desvelos y mis deseos emigrantes…
Esas palabras…, que luchan por salir, cual fruto sofocado, peleando con su envoltura, en busca del sabor de lo creado.
Esas palabras…, ¿será que Tú me ayudarás a pronunciarlas? ¿O será que no quieres escucharlas?.
Enséñame, se mi maestra, pues contigo quiero aprender a conjugarlas…
Jorge Daniel Pèrez -Argentina-
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