Temeroso y asustado
vagaba corriente arriba
buscando la diatriba
que me hiciera más templado.
Hasta que alguien a mi lado,
me ayudó para enfrentar
los miedos y terminar
siendo guerrero divino;
Que Dios teje nuestro sino
para unidos caminar.
Hoy no temo en la materia,
ni en el fugaz firmamento;
alegría es lo que siento
de olvidarme de la feria;
que late mi vieja arteria
al son de la sangre nueva,
entre valores renueva
el temor por el coraje,
para que al cielo mi viaje
en tristeza no te llueva.
Valentía ante el miedo,
ante la tristeza, sed,
que suave una fina red
alienta tu dulce credo.
Y proclama muy muy quedo
que el temeroso se aflige
no discerniendo si elige
la buena o la mala suerte.
Cuando le llega la muerte
no sabe quien lo dirige.
Carmen Elvira Azparren Caballero
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