Y lo demás es silencio, y noches
adormecidas, invierno de hojas secas,
caminos asolados de piedras
muertas y rocío de flores
sin tallo para la vida. Y lo demás
son almenas vacías de aire,
torres cerradas al viento y miradas
desveladas de tiempo abotargado
y heridas frías. Y lo demás,
lo que tenemos, este amor
deshojado, este claro lamento
deseado y esta lluvia dormida
en los ojos de quien busca
y en los ojos de quien mira,
amor compuesto de razones
de peso y latitud estrecha
que une los polos de un meridiano
que circula por la tierra
y todo el sentimiento ubica.
Y lo demás es decir que te quiero,
que mis labios necesitan tus besos,
que mi corazón te pertenece
y en mi voz y en tus ecos
se amarran palabras que hacen
de ti y de mi, brillo y reflejo,
pureza de vientre, belleza vivida.
Pero lo demás es silencio,
y no hay rumor más duro
que el de la sangre de una muerte
desconocida, llena de tormento.
Y lo demás, es amarte con mira
de conocimiento, amor en vela
y renacer de un único prendimiento,
saber que te amaré toda la vida.
Fernando Novalbos Sánchez
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