El puño de la tarde se abre
en semillas de luz multiplicada.
El sonido no es
solo una constante.
Bajan de a una las lianas liláceas
como lágrimas
en coro de los pájaros.
Cardenal amarillo en mi pecho
es el campo
Un animal sediento,
un dios,
un amante.
ALEJANDRA MENDEZ BUJONOK (San Cristóbal-Santa Fe-Argentina)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 103
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