lunes, 27 de julio de 2015

ATRAPADA


Atrapada entre luz y sombra
en el resquicio de ventanas que no anuncian nada,
en la ofuscación de algo lejano y doloroso,
la  noche y el día
se suceden en un abrir y cerrar de ojos.

Sólo ausencia de tiempo, agonizar entumecida
por nebulosas que lo cubren todo.
Estoy atrapada en la maraña maliciosa
que circunnavega el espectro de mis días.

Y mientras la noche se alarga como gota errabunda
he arañado las paredes del oprobio
en busca de la trayectoria de mis palabras.
Pero, heme aquí, tras los barrotes
que yo misma levanté dolida por angustias
que no cesan.

He alzado la voz al universo, cansada
de la miseria existente,
mas nadie responde  a tanta queja.
Detenida en la incertidumbre,
cobijo mi tristeza entre las manos temblorosas
de antiguas plegarias, rastros de saliva
y de  silabas no dichas.

Estoy cautiva,
las dimensiones me circundan con ironía
perturbadora.
Los dioses me han abandonado,
Deidades obstruyen la puerta a la verdad
y estoy a la deriva, sin rumbo fijo,
a merced del cauro y su séquito de hojas,
entre cuatro paredes de dudosa procedencia.

Manos gélidas me abrazan,
hurgan  mi cuerpo y clavan sus arpones.
Soy la presa de nadie,
un ser sin nombre ni apellido
tan única y dolida que no necesita escapatoria.

Retenida en un cristal sin reflejo,
siento pasar el tiempo inexorablemente
llevando un vergel de lamentos.
En esta soledad inaudita dibujo
mi penitencia.

No se si amanece o el ocaso empaña mi retina
elevo mi voz al infinito
y pregunto a ellos:
¿Por qué me han dejado huérfana,
atrapada en un mundo sin respuestas?

MARIANELA PUEBLA (Valparaíso-Chile)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 103

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