Todos los trenes pasan por Omaja
y yo desde el portal contemplo el humo
que ennegrece el azul como el brochazo
y se expande nervioso por el cielo.
Bajo la vieja luz de este domingo
me voy con el pitazo a los confines
y regreso a mi cuerpo por instantes
como un intermitente desamparo.
Alguien quizá desde una ventanilla
prefiera mi sosiego y se quedara
en esta mecedora pensativo.
Mientras, cruzo el umbral de la memoria
en un próximo tren que vendrá como
un ligero reptil sobre los rieles.
Adalberto Hechevarría Alonso -Cuba-
Publicado en la revista Oriflama 23
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