Te amo más que a mi vida,
que a mi propia salvación.
Te amo sin fisuras,
y siempre sin padecer.
Te amo en la alegría
y en el desconsuelo.
Te amo en el mar
y sobre la tierra.
Te amo en tus sueños
y lleno tus vacíos.
Te amo cuando llego al rincón de tu vientre,
y en los abrazos ocultos.
Te amo sin engaños
y sin besos robados,
en los campos de girasoles
o en los verdes prados.
Te amo como la rosaleda
que se enreda en tu alcoba,
como las gaviotas
al océano.
Te amo en lo prohibido
porque nada me detiene
ni un zarzal alrededor.
Guillem de Senent
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