La lluvia me ciega con su ciego afán
su piel de cristal finge la mutación y
el dilema derramado detesta la pureza
del que ve enjuagar su dolor y pena
en el ignorante fragor que como un
callejón sin salida languidece como si
su agua fuera plomo derretido entre
los pliegues de la derrota que precede
la locura de la tristeza que esperas
que la ciega lluvia ciegue para siempre.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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