domingo, 4 de noviembre de 2012

POEMA


A mis zapatos remendados
       yo los quiero;
mis zapatos con cartón debajo
       y nylon debajo
para que no entre el agua
       de la lluvia
ni el agua de cuando baldean
       las veredas.
Mis zapatos húmedos y tibios
de mí y con polvo de camino,
       mi camino.
Descansando ahora, debajo
       del mueble
−pueden verlos−,
y mirando gozosos cómo escribo
reclinado en la cama todo
       esto
y cómo abracé hace un momento
       al Caribe hondo y voraz
de Aimé Césaire y Saint-John
       Perse.
Zapatos, zapatos excedidos
       de mí
hasta deformarse, cuartearse
       y agujerearse.
Pero listos y hermanos
y comprendiendo, pareciera,
cuál es la estrella fugaz
y cuál es ésta. Y vamos,
yo adentro de ellos
en la parte que les toca.
Denostados, sin embargo,
       torpemente,
por una mujer, ciega mujer,
abandonada mujer, sola mujer.
Dejadme cruzar la calle,
       poesía,
poesía de los salones,
las rondas, los concilios,
que vengo de galope yo
       con mis zapatos!


De Aguas vivas de Eduardo Dalter -Buenos Aires-

   

1 comentario:

  1. ¡Qué poema este! ¿no?, José Luis... Condice con lo que te adelanté respecto del mundo Dalter.

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