martes, 6 de noviembre de 2012

MUERTE


Hilo invisible, delgado y fugaz,
Donde crepita como leña herida la vida.
Un abismal sendero nos separa, nos aleja
De aquella bagatela de sueños y utopías
Cuando ese delgado hilo se rompe y en segundos
La muerte acecha.

Límite insondable, profundo y eterno,
No presentido siquiera…
Augurio que nadie teje,
Madeja de luz tendida en el horizonte de la tierra,
Despertar, soñar y morir.
Cerca del mundo, de la nada, de la oscuridad total.
Firmamento de la conciencia que anuda
dejando tras de si una larga red de dolor.

Recodos, laberintos, paradigmas y misterios
que como telarañas rondan en sus lentos
y densos jardines de locura y desvarío.
La muerte ronda con su tic-tac imparable
Lento y constante, péndulo sin fin que pende
sobre nuestras vidas haciendo endeble el carruaje del destino.

Hilo delgado, invisible y efímero que se rompe
ante los ojos incrédulos en un sordo estertor
que arrebata los más encumbrados o sencillos sueños.
Silencio impaciente, horas dilatadas,
embriaguez de los sentidos, amargura del amanecer.
Entrecortado por los susurros el féretro se dibuja siniestro
sobre la alfombra roja.

Vista velada, crepúsculo sin presagio
caminos que se bifurca para nunca más volver.
Hilo que cruje cuando al final se desdibuja la noche
en aquel eterno olvido que seremos:
El recuerdo.

Gildardo Gutiérrez Isaza -Colombia-
Publicado en el Suplemento de Realidades y Ficciones 54

No hay comentarios:

Publicar un comentario