miércoles, 7 de noviembre de 2012

ME SALIÓ DE DENTRO


El árbol genealógico de la honradez
acaba donde comienza la rabia colindante.

Admiremos la envidia que supura
la preguntona
intrigante
liosa
enredadora
chismosa
chinchorrera
novelera
de turno.

Que la risa de los demás
le coman los ojos
a sus tristes vidas.

Que su lengua viperina
le muerda la yugular
como si una secta destructiva se hubiera instalado
en su patio
y que todo lo de positivo de su estancia en este valle de lágrimas
se le llene de güano.

Y que la conciencia le bese
de antemano
el ano,
hermano.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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