miércoles, 7 de noviembre de 2012

LA LARGA FILA DE ESPERA


Niños envejecidos aguardan, con los cuencos vacíos y el pan duro. Llueve. La fila apenas se agita, y los cuencos permanecen expectantes de caldo caliente donde mojar el pan duro. Llueve sobre sus rostros infantiles y llenos de tempranas arrugas. El cuenco vibra en sus manos, y el pan duro se desmiga impaciente en sus bocas sedientas. Llueve sobre la tierra seca, y cae sobre las cabecitas apenas levantadas, con monotonía eterna. La larga fila no se termina nunca, porque siempre hay alguien que está al final, a la espera de llenar el cuenco del caldo caliente donde hundir el pan de siglos, bajo la paciente lluvia que moja tierras estériles y corazones secos.

Francisco J. Segovia -Granada-

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