jueves, 15 de noviembre de 2012

HOSPITAL


Los cuchillos son romos
por si alguno decide suicidarse
en esta sala de hospital que va
del gris al blanco intenso
con algunos descansos incluidos
-hay quienes llaman muerte a intervalos de sueño-.
Al dormirse la tarde
se desprenden memorias de las sábanas
y abundan soledades.
De puntillas se desplaza el silencio,
del paisaje a la puerta, reiterado. La noche
se calza los tacones y toco con mis dedos
la esquina de tu boca más sedienta.
Aquí, en este aséptico y maldito corazón son las once
y los enfermos tenemos ensayo general,
yo, como si fuera entonces, te dejo dialogar
tu monólogo más lejano, tu monólogo más cierto.

Rina Lastres. Cuba
Publicado en la revista Oriflama 18

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