martes, 20 de noviembre de 2012

DE ESCRITOS Y ESCRITORES


El acto de escribir tiene como fin último comunicarse con otro. Se dice que una obra literaria terminada deja de pertenecerle al autor, pues ya no puede controlar la multitud de significados, sentimientos, emociones que genere su escrito.
El lector complementa el texto con su propia experiencia.
En la obra de José Emilio Pacheco, (México, 1939- ), uno de los elementos que configura su poética es la necesaria presencia del otro, su participación activa para que la poesía tenga sentido, para que viva.
Crear poesía es proponer una visión del mundo, una explicación de éste, una percepción; pero esta reflexión sería vana si no genera nuevas reflexiones. De hecho, ésta es la esencia de la Literatura. Un libro cerrado no tiene sentido.
En la carta a George B. Moore, en defensa del anonimato, publicada en Los trabajos del mar (1979-1983), José Emilio Pacheco plantea lo anterior cuando escribe en el siguiente fragmento:
Poesía no es signos negros en la página blanca.
Llamo poesía a ese lugar de encuentro
con la experiencia ajena. El lector, la lectora
harán o no el poema que tan sólo he esbozado.
No leemos a otros: nos leemos en ellos.

Marcela Acle Tomasini
Publicado en la revista Pluma y café 8

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