lunes, 19 de noviembre de 2012

A RINA


Rina, fui “bien-afortunada”
al oír en tu voz dulce
la cadencia de tus versos.
Tu obra, al mundo brindabas
con ritmo aterciopelado,
teñida de sentimientos.
Aprecié tu apoyo, amiga,
a mi torpe creación
cargada de errores ciertos.
Con aire calmo al hablar
y un dolor preso en los labios
arañabas en el tiempo.
Grabada, dejas en mí
- “¡Ay, mi hijita!” -
la impronta de tu recuerdo.
Siento que hoy, al escribir
lo hago profundo y ligero
como varada en un sueño
La cara vuelvo veloz
por hallarte entretenida
inspirándome estos versos.

Celia Martínez Parra.
Publicado en la revista Oriflama 18

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