lunes, 3 de septiembre de 2012

QUERIDA ODIADA DUALIDAD


No hay placer sin dolor, ni luz sin oscuridad. Tampoco existiría amor sin soledad, o felicidad sin tristeza. El mundo está compuesto, básicamente, de dualidades. El Ying y el Yang asiáticos, los eternos contrapuestos. Sin ellos la vida sería tal vez más fácil, más sencilla, pero también mucho más aburrida.

Hay quien no siente dolor. Es una extraña enfermedad, reconocida por la ciencia, en la que, por alguna casuística que desconozco, el enfermo o enferma no siente en absoluto el dolor. Puede parecer una ventaja, pero no lo es: de hecho, podrían estar quemándose los pies en el brasero y no darse cuenta de ello hasta estar completamente envueltos en llamas. Lo que ignoro es si, al igual que con el dolor, les sucede con el placer. Si fuese así, la enfermedad sería doblemente grave.

Siempre la dualidad. ¿Somos los seres humanos, el mundo material en su totalidad, ying y yang, luz y oscuridad? ¿nos movemos como fantasmas con sustancia entre esos dos límites abstractos?

Publicado por Francisco J. Segovia -Granada-

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