No hay luz que ciegue
ni viento que despeine
cuando se camina despacio
sobre brasas ardiendo.
No hay herida que mate
ni agua que lave
cuando la lucha se inicia
en campos yermos.
No hay voz que grite
ni estrella que brille
cuando el hambre se apodera
del estómago del hombre.
No hay canción que vibre
ni navaja que corte
cuando el árbol florece
en un bosque quemado.
No hay paciencia que aguante
ni cuerpo que resista
cuando el dinero no llena
los agujerados bolsillos.
No hay oído que entienda
ni oyente que comprenda
cuando lo que ayer dijeron
es lo contrario que hoy dicen.
Del libro inédito Hablando claro de JOSÉ LUIS RUBIO
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