sábado, 8 de septiembre de 2012
EL ADIÓS ES SIEMPRE UN HASTA LUEGO
El adiós se esconde entre letras mayúsculas.
Cada paso que se aleja es un crujido,
un trozo de vida que se resquebraja.
Mientras, la piel,
milímetro a milímetro,
despelleja su impotencia.
El silencio de la lejanía,
agrieta el aire que respiro.
La tensa espera es el polvo del camino
que envuelve todo con su tacto de harina.
El adiós, que es siempre un hasta luego,
no tiene palabras
y disimula porque es silencio.
GUILERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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