Mi padre era Maestro Nacional, maestro de los de antes, de los que se decía: “pasa más hambre que un maestro escuela”. De los que a mediado de mes aguardaban turno ante la ventanilla del habilitado con un papel en la mano: “vale por 200 pesetas a cuenta de mis haberes del día tal…”
Y es que mi padre pertenecía a uno de los colectivos con el sueldo más bajo de todos los funcionarios de España. A un colectivo que no se atrevió a exigir la debida consideración porque estaba inmerso en una sociedad atemorizada y achantada a la que le tapaban la boca. A un colectivo en el que todos parecían formar parte de una misma familia y en el que todas las privaciones y luchas silenciadas les unía
fuertemente.
Hoy, después de tantos años, después de haber dejado atrás una dictadura y después de haber luchado hasta conseguir un reconocimiento, los profesores se ven obligados a movilizarse para defender de nuevo su dignidad como trabajadores.
Que la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid esgrima la necesidad de ahorro por la crisis económica pretendiendo hacer unos recortes sangrante de plantilla en los Institutos Públicos (no concertados ni privados) de ESO, Bachillerato, Formación Profesional y otros, en torno a un 15% (unos 3.000 profesores en total), me parece un disparate. Esto conllevará a un perjuicio enorme de cara a los alumnos ya que con estas medidas se verá incrementado el número de alumnos en las aulas, la reducción de la atención a alumnos con problemas, y la labor tutorial que quedaría completamente disminuida sin que se pudiera llevar a cabo algunas cuestiones de vital importancia para el desarrollo educativo y personal del alumno. No satisfecha con esto, la Consejería de Educación pretende, además, la eliminación de ciclos de FP, así como
llevar a cabo duros recortes en todas las etapas educativas de las Escuelas Oficiales de Idiomas y las de Artes Plásticas y Diseño. Si a los profesores que actualmente van a conservar su trabajo, ya se les hizo una reducción de sueldo del 7% y además van a soportar una carga de trabajo de más del 10%, me pregunto si en esa circunstancia se puede trabajar con calidad en un ámbito en el que cada detalle cuenta.
¿No es una soberana desfachatez haber tenido trabajando como eventuales a miles de personas de forma continuada sin un contrato fijo y despedir ahora de golpe a 3.000?
No obstante la Presidenta de la Comunidad sigue dando dinero a la iniciativa privada y sigue ampliando
desgravaciones fiscales para ir a los centros privados. Y lo más curioso, cómo a pesar de la falta de recursos económicos que argumenta, el pasado mes de agosto no puso reparo a la hora de beneficiar a la Conferencia Episcopal con tanta magnificencia como lo hizo, para un evento religioso.
Ya no somos una sociedad de personas achantadas, y por lo mismo no somos tan fáciles de manipular desde el púlpito o desde cualquier instancia de poder. Ahora somos conscientes de nuestro papel en el mundo y sabemos que la dignidad del ser humano es inalienable y que toda persona debe disponer de las mismas posibilidades para desarrollar sus capacidades. Y esa ha sido una de las misiones de mayor
envergadura que ha mantenido siempre la Escuela Pública: la lucha por la igualdad de oportunidades. La Escuela Pública es una filosofía, un pensamiento educativo que reconoce el derecho de todos a la educación y a preservar las medidas legales para hacerlo efectio. Es por ello que estamos completamente en contra de que nos argumenten que el recorte de gasto en sanidad y en educación es inevitable y necesario y que al mismo tiempo se siga invirtiendo sumas tan desproporcionadas en gastos militares. Cuando pienso en el costo tan tremendo de vidas humanas que han causado las guerras de Afganistán e Irak durante el periodo que va desde el 2001 hasta la fecha, más el costo económico que llegó a alcanzar cifras astronómicas,
que enriqueció a las empresas armamentistas, no puedo por menos que cuestionarme la sensatez de los que
manejan los hilos del mundo.
Si pretendemos conseguir en el futuro un mundo mucho más justo y pacífico, donde impere los derechos humanos por encima de todo, no debemos permitir que a esta nueva generación se le escatime los recursos necesarios para el desarrollo de una Escuela Pública de calidad ni que se favorezca, como se ha venido haciendo, un concepto elitista en la Educación. Los niños y niñas, sean del origen social que sean, tienen los mismos derechos
Maite García Romero
Publicado en la revista LetrasTRL 46
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