El último niño sobre la faz del planeta cogió su fusil de plástico verde e intentó jugar a la guerra, pero ya no había nadie que hiciera de enemigo. No volvió a verse el sol, y las nubes lloraron con él lágrimas radiactivas.
María Isabel Redondo Hidalgo (España)
Publicado en la revista digital Minatura 120
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Hace 18 horas
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