-¡Muerto pero mío!- gritaba la mujer de 86 años cubierta de sangre mientras los dos agentes intentaban meterla en el coche de policía.
Los vecinos incrédulos y asustados se asomaban a las ventanas. No podían creer la escena que presenciaban sus ojos. En la ambulancia, Josefina, que como cada día había ido a llevar el pan a sus ancianos amigos seguía en shock, apenas notaba como el enfermero le cosía las heridas del brazo. En una esquina dos señoras comentaban:
-Creo que la mujer creía que la engañaba con una chica más joven y ha intentado matarlos a los dos.
AZAHARA OLMEDA
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