Siénteme en tus huesos de arena y de salitre.
En tus playas más profundas,
recibe el vendaval intenso de mi espuma.
Llénate de mí melodía, que hice para vos,
abre tus puertas a la vida y déjate llevar,
por la corriente envolvente de mis olas,
derrama tu sol en un momento,
ámame,
suéñame como si fuera un viento dulce,
que te penetra hasta la médula.
Siénteme en tus huesos de arena y barro tierno,
con toda mi esencia,
en todos los rincones escondidos de tus mapas,
en tu fértil geografía de diosa terrenal,
entre tus brazos que me abrazan,
me siembran en tu vientre,
me ciñen a tus piernas,
mientras te hago florecer como a una rosa,
que se abre enteramente al primer sol,
de primavera.
ARMANDO ARZALLUZ
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