En tu incógnita mirada
clavada en la memoria,
no me resulta fácil
asimilar la tortura de mi historia.
En el inesperado invierno de mi existencia,
mi cuerpo recuerda y reclama
el calor de tu presencia.
Buscaré en el recuerdo,
el cariño extraviado en tu olvido,
dibujando tu rostro en la playa, resentido;
mientras mis lágrimas ayudado por las olas,
borren tu imagen en la arena del destino.
Tantos años han pasado.
Estoy seguro,
tus ojos, tus labios, tu piel,
no me han olvidado.
Ambos llevamos clavado en la memoria,
la más grande y dulce historia.
Delfín Giraldo -Perú-
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