sábado, 23 de marzo de 2019

GLOBOS DE COLORES


Me regalaron doce globos de colores
porque no había presupuesto para flores.
Los fui llenando lentamente
empezando por el verde,
que me traía recuerdos
de la hierba fresca del campo
o del hermoso color de los ojos
que un día me enamoraron.

Después seguí por el azul
para tener más cerca
el cielo donde se pierden
mi más bellos pensamientos.

El rojo me trajo un viaje
a mi interior donde la sangre
fluye sin pausa dando vida
a mis órganos, a mi cuerpo.

Al mirar al amarillo
me harté de plátanos y limones
mientras me calentaban
los rayos de un sol veraniego.

Un fuerte olor a azahar
me llenó los pulmones de placer
al contemplar el globo
de un intenso color naranja.

Sentí una sensación de humedad,
de tierra mojada,
al coger en mis manos
el globo marrón.

Ahora lleno el blanco
que trae forma de paloma
que me evoca la paz,
tan añorada por muchos.

También me viene a la mente,
mientras lo lleno
la pureza del corazón
de un niño pequeño.

Ni es blanco, ni es rojo,
es el bello rosado
que da vida al blanco
y rebaja la fuerza del rojo.

Todavía quedan sin aire
el morado penitencial,
un bermellón que me recuerda
sus labios deseados,
un gris que ha anulado
el siniestro negro
que es el último que lleno
porque en verdad no quiero llenarlo
porque para mí es el color
de la que nunca quisiera
tener cerca pero que continuamente
me persigue a lo largo de la vida.

JOSÉ LUIS RUBIO

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