(Fragmento del artículo de 1916 (Boberías (8) )
¡Y yo, necio de mí, que creía que estábamos en el siglo veinte! Si estuviéramos en el siglo veinte, ¿podría suceder lo que está sucediendo? Una república modelo, presidida por un apóstol de la democracia que ya tiene flojas las quijadas de tanto como ha declamado en todos los tonos sobre la injusticia y la barbarie de los gobiernos que no emanan del consentimiento de los gobernados, se dispone a hacernos a la fuerza el honor de trocarnos en ciudadanos americanos. Pero no es eso todo: esta misma república donde declama sin parar este verboso apóstol, se dispone a ponerle delante a cada puertorriqueño el siguiente dilema que espantaría a Bismarck: una de dos; o se traga usted sin chistar mi ciudadanía, y se convierte para siempre en americano de dublé, con derecho al desprecio que merece siempre todo lo que aparenta ser lo que no es; o se rebela contra mi ciudadanía, y en este caso, no irá usted a la silla eléctrica, ni siquiera le daré palos, pero perderá usted el derecho a intervenir en los asuntos de su tierra, y será usted un réprobo, un ajusticiado, un paria. Vamos, decida usted.
¡Y yo, necio de mí, que pensaba que estábamos en el siglo veinte!
Publicado en el blog nemesiorcanales
Compartido por Osvaldo Rivera
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