La lluvia es mujer esperada y nunca disfrutada
cuyo nombre lleva el frío de la piel no compartida
y el atrevimiento de unos labios despojados de besos.
Es reina desnuda, deseante y consentida,
sus ojos dan luz al corazón
y las aves de su aliento
llevan el blando resabio de los besos.
Es hembra recordada
cuya memoria perfuma de azul el pensamiento
en la espera del retorno,
la fe y los sueños.
Victor Diaz Goris
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