Mirando tus ojos bellos
y tus labios acariciando,
al cielo vamos viajando
llevados por tus destellos,
que provocan aquellos
movimientos ondulantes,
y tus gemidos excitantes
son la música perfecta,
y la forma más directa
de hablarse dos amantes.
Mis manos en tus caderas
en tu hípica posición,
sobre el corcel de acción
y sobre el cual te esmeras,
yo sé que nunca quisieras
que tu viaje se terminara,
que tu placer se alargara
y el tiempo fuera infinito,
porque ese placer descrito
para los dos no acabara.
Sobre tu corcel de fuego
tratando de dominar,
el sublime cabalgar
como delicioso juego,
tú no dejas para luego
mantenerme aprisionado,
en tus muslos apretados
sobre tu cabalgadura,
se destaca tu hermosura
cuando al éxtasis has llegado.
Regino Mayedo -Estados Unidos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario