Pude haber bebido
el néctar más sublime.
la pura miel.
Pude haber sido
quien despertó sus pechos dormidos,
estremeciendo sus botones
tibios, marrones.
Y no fui...
Pude haber abierto
los suaves pétalos en capullo
de su temprana alegría,
e impregnarme en su ser.
Pude haber aspirado
la primera fragancia,
su aliento inocente.
Y no fui...
Pude haber cubierto
la ardiente blancura,
la inocente dulzura,
con mi trigueña tez.
Pude haber, en tabla rasa,
Imaginado lo más placentero
y plasmar con mi ser, con mis dedos,
la pintura más hermosa.
Y no fui.
Podía infiltrarme
en cada una de sus células;
ser el oxigeno de todas ellas,
el agua de su sed.
Envolverla en las mil y una caricias.
Vestirla con mis besos.
Y no fui...
Pudo haber sido
la razón de mi alegría.
El amor de toda mi vida.
¡Y no fui!…
Delfín Giraldo V. -Perú-
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