Y me dices que soy tu Reina
que ya tengo ganada la corona
y así me haces sentir primor,
eres tan tierno y dulce amor;
me honra tu admiración.
Y sé que no existe competencia
porque soy única y tú lo sabes,
no te resistes a mis encantos.
¡Y es que caballero!
De la manera
con la que usted me trata
con esa gentileza y sutileza
me eleva y enciende
y me envuelve de color
rojo Pasión, es usted
una adoración.
Usted si que fui instruido
para tratar y respetar a una dama;
sus atenciones me desviven,
su manera de actuar
es la que me gusta más.
Bendecida yo me siento
de tenerle en mi vida
y de haberlo reconocido;
porque ya me esperaba
y al pasar por la alfombra
roja quedó rendido a mis pies
mi eterno ser.
Me otorgó la corona
de sus encantos
y yo ejerzo facultad
y capacidad para cautivarle.
Y es que todo lo que usted toca
se transforma ha hecho
de nuestro hogar
una mansión celestial,
lo amaré por una eternidad
mi deidad.
F. Janeth Elizarraraz O.
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