Aunque las puertas se cierren
yo pasaré por tu calle.
Los ojos que me vigilan
no son de nadie.
Me acercaré a tu ventana
aunque las luces se apaguen.
Las sombras que me persiguen
no son de nadie.
No son de nadie las rejas
con las que hicieron la cárcel.
Voy a acercarme a tu pena
para cantarte.
Te cantaré mis amores,
te llenaré de cantares.
Que no te asuste el cuchillo
que no es de sangre.
Y si lo fuera ¡qué importa!
¡No seré yo el que me raje!
Para morir he venido...
... O para amarte.
Del libro El cielo se hizo de amor de
Mariano Estrada
No hay comentarios:
Publicar un comentario