¿Adónde quedará el común domingo
gastado por la cruel repetición
de su mortaja abúlica? El fogón
cocina la tristeza en que me extingo.
Por más que me flagelo, no distingo
cuál es el viso de provocación
que ciertos días trazan al carbón
grisura al cielo. Me descuajeringo
de cotidianidad malsana. Reto
a cada tramo de mis tripas tontas
a revelarme -en heces- las improntas
del tiempo penitente en que me agrieto.
¡Domingo en tierra extraña que me atontas
como una enorme falta de respeto!
Jorge García de la Fe
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