Sobre la piedra de un prado
Te vi triste, compungida
Me senté a tu lado
Para que me contases tu vida.
Esa vida que te hace tanto mal
Que lo pasas fatal
Que te gustaría cambiar
Y de ella, alejar.
Empezaste el relato
Estando yo atento
Me fije por un momento
En el retrato
De tu sufrimiento.
Eras lágrima viva
De sosiego te servía
Las gotas iban hacía el suelo
Encontraste tu consuelo.
Dejaste que te diera un abrazo
Yo para ti sería tu confidente
Te sujeté tu melena con un lazo
Y proseguiste la narración
Siendo prudente.
Estuvimos varias horas
Tú llora que llora
Pero fue un día agradable
Pues hacía sol
Y una temperatura, agradable.
No olvidaré aquel día
Todo era armonía
La fauna y la flora
Ahora te adoran
Estaban atentos
A todos tus argumentos
Contigo lloraban
Contigo se abrazaban
Dándote esa fuerza
Que solo tiene la naturaleza.
Nos fuimos felices
Con el canto de perdices
Siguiendo los pasos de un manantial
Hasta llegar a su punto y final.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
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