No soy uno de esos machos
de los documentales sobre animales de televisión
donde se educa al pueblo en el amor al tedio
que luchan arrogantemente contra otros machos
para asegurarse una hembra sumisa con la que satisfacer
su instinto de reproducción,
yo me preocupo honestamente
por merecer de verdad mis sueños,
por no robar la dignidad que tú me otorgas
ni engañarme acerca de la intensidad del afecto
que enciendo en tu alma,
los amantes del escenario, cuyo orgullo es convencer
con la máscara más hueca y menos auténtica
no viven su propia vida ni disfrutan con su corazón
y cuando mueran, habrán dejado
inédito de ellos el mundo, como si no hubieran nacido
ni hubieran sido nadie,
para mí mismo, en lo que de verdad soy, es
para quien deseo la gloria de tu cariño,
sin trampas, sin mentiras, sin coacciones, sin renuncias,
necesito que me busques solo
porque desnudo soy igual que tú,
porque somos lo mismo por dentro y si te alejaras,
perderías lo más tuyo,
deslumbras mi espíritu con el poder de tu misterio
y te ansío por el placer
de tu inquietante incertidumbre
pero en tu seno profundo,
se esconde la hermana
y es por ella que no puedo
apartar de ti la mirada,
una unión
para los intereses del cuerpo y del mundo
que no lleve a las entrañas el bálsamo
de unos ojos que las ven
quizá conviene a las bestias
pero a los hombres los destruye.
Luis Rafael García Lorente
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