En tu seno hay luz para mi ser,
tocas mi fundamento con tu deseo,
llenas mi alma de esperanza con tu correspondencia,
el amor de tu exquisito y apacible corazón
pesa en mis manos como un regalo opulento,
tu aceptación es la buena nueva,
al fin, el mundo es para mis sueños,
me has subido a la cima de la vida
haciendo un niño de mí,
obsequias con belleza lo que de mí te muestro
para que sienta placer y no, culpa,
tu caricia es tierna como las flores
en busca de la bondad y el gozo,
entra en mis entrañas como una aguja de miel,
regocijando con su rigor.
Luis Rafael García Lorente
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