miércoles, 22 de marzo de 2017

CON SU CRUZ EN REBELDÍA


Pusiste su cabeza al ras del suelo
y sus alas no deja de batir,
con furia salta, grita por salir,
sin darse cuenta que cayó en tu anzuelo.

Sin perder la esperanza mira al cielo,
tanta torpeza no podrá admitir,
estará alerta, incluso sin dormir
con un agrio sabor a desconsuelo.

Se hizo mujer, la niña, día a día,
untó su tez con ramas de romero
tapando la acidez que la envolvía.

Sin religión del laberinto clero,
solo tiene fe en Dios y seguiría
su carácter meloso, pero fiero.

María Sirena Matrí Mar -ESPAÑA-

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