domingo, 2 de agosto de 2015

POR QUÉ NO


Por qué no juntar las alegrías de a pedacitos.
Hasta que se haga tan grande como la luna.
Repetirlo a los vientos, a los rayos del sol.
A las lluvias, a los ríos con cauce.
Para que envuelva el mundo entero.
Así tal vez en cada primavera florezca,
aquella que se marchita, ¡la felicidad!

Porque no sembrar en cada corazón,
la maravillosa magia de perdonar. 
Así, quizás, muera el odio y solo exista el amor. 
Y tal vez, el mundo se llene de sonrisas dulces,
de reciprocidad, de paz y de confianza.

Fredy Ayuque -Perú-

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