sábado, 1 de agosto de 2015

EN CÁMARA LENTA


Leo un libro incomprensible
en la terraza de un bar
debiera sentirme sola
porque la silla frente a mí
está vacía
y porque la gente que me rodea
no se ha percatado de mi presencia.

Tomo una cerveza
oscura y… tibia (como siempre)
algo imperdonable para una bebida
que debiera ser refrescante
pero esta mañana
con la luz del día
algo se me escapa
porque todo transcurre en cámara lenta
¡y a la inversa!
¡Si!
no cabe duda
te has levantado de la silla
desandando tus pasos lejos de mí.

Un niño en la calle vende periódicos
a nadie le interesan las noticias de ayer
ni siquiera las de hoy
porque pronto todo dejará de ser noticia
tal vez por eso
los duraznos han vuelto a la flor
y la flor del árbol a la semilla
que permanecerá en la tierra
oculta
latente
implícita y silenciosa.

El viento arrastra las nubes
que anunciaban lluvia
un joven se desprende de los brazos de su amada
que ha vuelto al calor de otros brazos
su primer amor de cabellos oscuros y rizados
el ajetreo de la ciudad se ha paralizado
y como una ola de polvo
se diluye por sus calles
llevándose entre los restos de la gente
el lánguido sonido de un organillero.

El mesero se ha ido
el bar permanece cerrado
recorro las calles que antes fueron avenidas
senderos que serpentean la nostalgia de un sueño
vuela un pájaro
nace una flor
inicia el día
todo transcurre con la insensible monotonía
que aprisiona el transcurrir del tiempo
mientras yo leo
desde mi ventana
las páginas de un libro incomprensible.

Lilia Morales y Mori -México-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 61

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