Miro el ocaso,
lentamente se pierde,
se apodera de la noche
tomando el timón
de la partida.
Mis ojos se tornan
vagabundos,
buscando en cada
estrella a mi amado .
A cada estrella viajera
pregunto, ¿Acaso vas al
monte de las rosas
donde moran los dioses?
Ahí mora mi amado,
donde el amor enamora,
dile si llegas antes que llegue
el otoño y, antes que mueran
las rosas, que mi amor primero ha sido él; y que nació en enero.
Dile, que en el ocaso le espero,
que estoy vestida de flores,
con mis labios bien pintados
con las fragancias a besos.
Con mis ojos vagabundos
lo busco cada segundo,
en los más profundo del mar
y en cada brisa otoñal.
Pregunto a las mariposas,
cuando las veo bailar,
si no han visto a mi amado;
entre las estrellas brillar.
Con un rotundo
no me contestan,
guiñando
los ojos al volar
¡Oh, mira como sonríe la luna
con su blanca vestidura!
Cubriendo el cielo y la tierra,
con su majestuosa arbura.
De las manos le baja el rey
pero, le parece a mi amado,
con sus cabellos dorados
y su traje de oropel.
Me acercaré despacio,
trataré de hablar con él,
si él le robó a la luna
o ella, se enamoró de él.
Quiero terminar ésta historia,
todo depende de él,
que escoja entre la belleza
o el amor que siento por él.
Nery I. López Cubilla -Paraguay-
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