Las piedras el escorpión y cada gránulo de arena
en el impávido desierto son testigos de aquella marcha
arrancando desde el costado herido de un mar
que aún no era sangre y se partiera al golpe
de mi báculo frente a la adrenalina de los carros
fui daga lanza espada lastimando con fuego y hambre
las espaldas del Nilo antes de la promesa y la venganza
luego el ayuno y el maná y la fiebre de la desesperanza
besando los genitales de oro del becerro y el pantocrator
decretando la diáspora de los cuarenta siglos que al cabo
se han cumplido y el regreso a la arena infinita y el mismo
mar y los escorpiones y las piedras / postrados de rodillas
ante los genitales del becerro y la furia del dedo
en la montaña erosionada por los colmillos babeantes.
Yo que fui el ángel exterminador de esta tierra maldita
por mi apetito y mi egoísmo / descubro con espanto
al sonar las trompetas que no soy el puñal sino la herida.
GREGORIO ECHEVERRÍA -Argentina-
Publicado en la revista Gaceta Virtual 77
No hay comentarios:
Publicar un comentario