Vas y vienes, te yergues y te humillas,
arrastrando el orgullo en cada playa
cada vez que tu curva se desmaya
sobre la arena, al pie de las sombrillas.
Y exasperado, a veces, acaudillas
tropel de asalto sobre la atalaya
del farallón, que te mantiene a raya,
quebrantando el poder de tus flotillas.
Mas inflexible vuelves al ataque,
sin permitir que la derrota aplaque
tus sueños, ya de entrega o de victoria.
Desde lo alto, en la roca, te contemplo,
y tu perseverancia es el ejemplo
a seguir al fraguar mi propia historia.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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