Traiciona el vicio de escribir
aunque libera, a medida que sangro.
Sé que pasarán viejos veranos
en el desierto abrasador, en la llanura.
No estaré solo, las páginas irán
acompañando cada día y cada noche.
El fin del mundo veré cerca,
y nada más importa (nada menos).
Lo escrito duele, vuela, me despoja
de toda la conciencia. Siempre fluyen
el odio y el amor sólo hacia afuera...
sólo hacia afuera.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 38
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