Se esfuman ciertos gestos
del crucero que hicimos por Ljubljana.
Las sensaciones aéreas
cómo el viento jugaba con mi falda
cómo el agua cantaba en movimiento.
Allí toqué, por un segundo, el alfiler agudo de la dicha
pero fue tan leve al tacto
que lo perdí al doblar el primer puente
donde aprieta el pasado
como un zapato antiguo y defectuoso
que aún quisieras ponerte.
Marisa Martínez Pérsico -Argentina-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 59
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