Quizás mañana, mi insomnio
y yo compartamos soledades.
Tras infinitas noches acompañándonos
hasta el alba del día,
hasta el ocaso
de mis ojos agotados,
volviendo mis sombras
a la oscura soledad.
Abandonaré mis utopías,
la quimera de poseerte
y allí, entre anhelos y
fantasías muertas,
te rogaré mi vida
que me ames,
con la piel del fuego
de tu cuerpo incandescente,
y besar tu boca
en el éxtasis de mis labios.
Volverán mis lágrimas
a tu arroyo,
al huerto de tu piel,
a los vacios acantilados de mi alma.
Será largo el olvido
largo el invierno.
Mi sombra y la tuya,
las ausencias.
Será largo el frio,
las escarchas,
tu y mi insomnio.
ETERNA SOLEDAD
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