En tu voz, las palabras son eternas.
En tu vientre, serás paz en mi rebaño.
En tus besos, fulgor y en el verano
mis hojas seguirán su recorrido.
Siempre estaré en tu voz
y en las mañanas,
tendré en mis manos
todos nuestros anhelos.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 35
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